23/5/09

Gyula Illyés, postulante a solanista

Me ha llegado una carta de un escritor húngaro, a la sazón ya muerto, que dice que quiere entrar a formar parte de nuestra nómina de ilustres solanistas. Yo creo que encaja en el perfil: Gyula Illyés se ajusta la boina, pasea por su pueblo y habla de la vida de sus gentes.
Nació en 1902 en Felsőrácegrespuszta y murió en Budapest en 1983. Entre otras muchas cosas, participó en la guerra de Szolnok contra los rumanos, trabajó en París como encuadernador de libros, se casó con una profesora de gimnasia terapéutica y escribió un poema muy bonito contra la tiranía. Aquí lo tenéis, con la boina, postulando su figura a cofrade del Círculo Solana:

Estoy leyendo su libro Gente de las pusztas, en el que nos acerca a la historia y a la vida cotidiana del campesinado húngaro, centrándose en algunos de sus personajes corrientes y molientes. El retrato que hace en las primeras páginas del "espíritu de su pueblo" es realmente demoledor:
"La gente de las pusztas, lo sé por experiencia, es servil, sumisa. No lo es de forma calculada y consciente; por la expresión y también por el hecho de que levanta la cabeza incluso cuando grita un pájaro, se le nota que lo es desde siempre, por la sangre, por una experiencia milenaria. [...] Estoy convencido de que todo lo bueno y bello que se puede decir de un sirviente también es aplicable a la gente de las pusztas, cuyo lenguaje, costumbres y rasgos guardan casi sin mácula, en todo el país, cierta constitución ancestral. No se mezclaron con otras gentes, ni siquiera con las del pueblo vecino, sobre todo porque nadie estaba dispuesto a mezclarse con ellos. No tienen exigencias; son obedientes hasta el punto de que ni siquiera es preciso ordenarles nada, perciben los pensamientos de sus señores por telepatía y los ejecutan en el acto, como corresponde a unos sirvientes cuyos padres, bisabuelos y tatarabuelos ya habían servido en el mismo lugar y a un mismo señor. Esta gente conoce por instinto todas las costumbres domésticas, está disponible para todo, y al concluir su trabajo sale de la habitación, como de la vida o de la historia, sin que sea preciso ordenárselo, ni siquiera con la mirada".

(Gyula Illyés, Gente de la pusztas, editorial Minúscula, Barcelona, 2002)
Es un libro lleno de realismo, de poesía y de recuerdos familiares, entre el tratado histórico-sociológico y el libro de memorias; por momentos, me recuerda a la película El árbol de los zuecos de Ermanno Olmi.

Ya en su día cuadramos el círculo descubriendo a un Solana homosexual y austríaco (aunque, por lo que he leído después, lo de la homosexualidad podría ser mera licencia literaria), así que no sé por qué no íbamos a admitir a un político húngaro, pese a que sean dos palabras esdrújulas. Bienvenido al club, don Gyula.

5/5/09

El chico de las cigüeñas


Aquel día, paseando con Ventura por el camino de la estación, vimos una cigüeña rezagada. Vuela alta, en dirección sur, con prisa en las alas y el cuerpo afilado, para incorporarse a los suyos. Ventura me pasa el brazo por los hombros mientras la vemos alejarse. “Son las historias las que mueven en mundo - me dice-. Falsas historias de personas que existieron o historias de gentes que no existieron pero que, de haber existido, habrían actuado así. Personas que se nos parecen, que son como nosotros quisiéramos llegar a ser, o como fuimos en un momento de nuestra vida dejado atrás. Personas que nos recuerdan a los que amamos o a los que amaríamos si les llegáramos a conocer. Sabemos de esas personas, hablamos de ellas y las imitamos porque ha habido alguien que nos ha contado su vida real o imaginaria. E imitando sus gestos crecemos, nos relacionamos con los demás enganchados a sus ilusiones, a veces incluso morimos imitando su heroísmo o su valor. Y ese comportamiento nuestro está basado en alguien que tal vez actuó así por imitación de otro alguien de quien le contaron, y así hasta ese principio nebuloso y caótico del que emergen las cumbres de los mitos. El narrador está ahí. Y no importa si el primer héroe fue real o inventado. En un mundo sin memoria, en un mundo sin pasado, el primer héroe será, sin duda, quien cuente a los demás que hubo una vez un héroe”.
El chico de las cigüeñas (Ediciones del Viento, 2009)
Presentación en Madrid, martes día 12 de mayo a las 2030 en la librería-café La buena vida