15/8/07

Prólogo a Los lanzallamas

Estos días, estas semanas más bien, los autores de este blog/revistilla (de una cierta literatura) se encuentran agosteando como todo quisque, de ahí la nula actividad que se ve por aquí. Volveremos con fuerzas renovadas, espero.

Dejó aquí (cortar y pegar, se llama; gracias Narciso y Goldmundo) un prólogo de Roberto Arlt que me parece de mucho interés, y que me recuerda el tema de algún artículo tratado por don Antonio, sobre la autoimposición de escribir a toda pastilla para conseguir una obra más viva, mejor escrita.

Palabras del autor (1931)

Del libro Los lanzallamas (Ed. Losada, Buenos Aires, 1977)

"Con Los lanzallamas finaliza la novela de Los siete locos.
Estoy contento de haber tenido la voluntad de trabajar, en condiciones bastante desfavorables, para dar fin a una obra que exigía soledad y recogimiento. Escribí siempre en redacciones estrepitosas, acosado por la obligación de la columna cotidiana.

Digo esto para estimular a los principiantes en la vocación, a quienes siempre les interesa el procedimiento técnico del novelista. Cuando se tiene algo que decir, se escribe en cualquier parte. Sobre una bobina de papel o en un cuarto infernal. Dios o el Diablo están junto a uno dictándole inefables palabras.

Orgullosamente afirmo que escribir, para mí, constituye un lujo. No dispongo, como otros escritores, de rentas, tiempo o sedantes empleos nacionales. Ganarse la vida escribiendo es penoso y rudo. Máxime si cuando se trabaja se piensa que existe gente a quien la preocupación de buscarse distracciones les produce surmenage.

Pasando a otra cosa: se dice de mí que escribo mal. Es posible. De cualquier manera, no tendría dificultad en citar a numerosa gente que escribe bien y a quienes únicamente leen correctos miembros de su familia.

Para hacer estilo son necesarias comodidades, rentas, vida holgada. Pero por lo general, la gente que disfruta de tales beneficios se evita siempre la molestia de la literatura. O la encara como un excelente procedimiento para singularizarse en los salones de sociedad.

Me atrae ardientemente la belleza. ¡Cuántas veces he deseado trabajar una novela, que como las de Flaubert, se compusiera de panorámicos lienzos…! Mas hoy, entre los ruidos de un edificio social que se desmorona inevitablemente, no es posible pensar en bordados. El estilo requiere tiempo, y si yo escuchara los consejos de mis camaradas, me ocurriría lo que les sucede a algunos de ellos: escribiría un libro cada diez años, para tomarme después unas vacaciones de diez años por haber tardado diez años en escribir cien razonables páginas discretas.

Variando, otras personas se escandalizan de la brutalidad con que expreso ciertas situaciones perfectamente naturales a las relaciones entre ambos sexos. Después, estas mismas columnas de la sociedad me han hablado de James Joyce, poniendo los ojos en blanco. Ello provenía del deleite espiritual que les ocasionaba cierto personaje de Ulises, un señor que se desayuna más o menos aromáticamente aspirando con la nariz, en un inodoro, el hedor de los excrementos que ha defecado un minuto antes.

Pero James Joyce es inglés. James Joyce no ha sido traducido al castellano, y es de buen gusto llenarse la boca hablando de él. El día que James Joyce esté al alcance de todos los bolsillos, las columnas de la sociedad se inventarán un nuevo ídolo a quien no leerán sino media docena de iniciados.

En realidad, uno no sabe qué pensar de la gente. Si son idiotas en serio, o si se toman a pecho la burda comedia que representan en todas las horas de sus días y sus noches.

De cualquier manera, como primera providencia he resuelto no enviar ninguna obra mía a la sección de crítica literaria de los periódicos. ¿Con qué objeto? Para que un señor enfático entre el estorbo de dos llamadas telefónicas escriba para satisfacción de las personas honorables:

"El señor Roberto Arlt persiste aferrado a un realismo de pésimo gusto, etc., etc."
No, no y no.
Han pasado esos tiempos. El futuro es nuestro, por prepotencia de trabajo. Crearemos nuestra literatura, no conversando continuamente de literatura, sino escribiendo en orgullosa soledad libros que encierran la violencia de un "cross" a la mandíbula. Sí, un libro tras otro, y "que los eunucos bufen".

El porvenir es triunfalmente nuestro.

Nos lo hemos ganado con sudor de tinta y rechinar de dientes, frente a la "Underwood", que golpeamos con manos fatigadas, hora tras hora, hora tras hora. A veces se le caía a uno la cabeza de fatiga, pero…. Mientras escribo estas líneas pienso en mi próxima novela. Se titulará El Amor brujo y aparecerá en agosto del año 1932.
Y que el futuro diga."

Roberto Arlt

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Arlt es uno de mis escritores favoritos. De Latinoamérica me gustan él, Rulfo, Onetti y Julio Ramón Ribeyro. Cortazár tiene cuentos espléndidos, pero por lo general se recrea en juegos literarios o cerebrales que a mí no me gustan. A Borges le sucede lo mismo. A mí me gusta la prosa escrita con el corazón, aunque suene a cursilería; o desde las tripas. Corazón y tripas a veces es lo mismo. La emoción debe prevalecer sobre la razón; el sentimiento, sobre el intelecto. Quien no siga esta máxima nunca podrá escribir buenas novelas, yo creo.

Es curioso que de los más grandes escritores siempre se haya dicho que escriben mal. De Baroja, que no acertaba con las preposiciones; de Joyce, que no sabía colocar las palabras en su sitio; de Dickens, que empezaba los capítulos hablando del tiempo y de si el día era soleado o nublado (técnica de bisoño, por lo visto) y le criticaban sus mil triquiñuelas forzadas para atrapar al lector; de Cervantes, que escribía de una forma populachera y facilona, de Faulkner, que mató la venerable lengua inglesa. En fin. Vistos estos ejemplos, yo creo que lo mejor que le pueden decir a un escritor es que no sabe escribir o que escribe mal.

Mabalot dijo...

Sí, Cortázar me gusta menos, pero Borges, Borges, es un tópico eso de que era frío y solo intelecto. Un escritor así, aunque escriba en una prosa a la inglesa, no escribe desde la inteligencia únicamente. "Soy desagradablemente sentimental" dice en una entrevista, y habla de pudor y de emoción, una especie de pudor o timidez, un disfraz.

Te recomiendo cuanto tengas tiempo las entrevistas que le hicieron en la TVE en los setenta en el programa A fondo. Están en YOUTUBE,o Google Video y yo las tengo enlazadas en uno de los post de mi blog;
http://camabarca.blogspot.com/
search?q=borges+pla

Sí, y lo de escribir mal es un tema que da para mucho.
Por cierto, me gusta mucho tus "yo creo". Eso dice mucho y bien de ti.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Yo siempre hablo por mí. No sé por boca de quién iba a hablar, si no. Y no busco el aplauso de nadie a la hora de escribir. Digo lo que pienso y punto. A mí Borges me gusta mucho. Lo mismo que Cortázar. Creo que son dos escritores de los que se puede aprender mucho. A Borges le ocurre lo que les ocurre a todos los escritores de gran cultura, y es que se suelen apartar de la gente, de la vida, para entrar en su mundo, un mundo muy personal hecho de literatura, mitos, etc. Los cuentos de El libro de arena quizá sea lo que más me gusta de este escritor.

Los vídeos que dices de A fondo ya los he visto. Dice cosas muy interesantes, Borges. Sobre todo cuando habla del barroco y de los escritores barrocos, que es lo mismo que pienso yo. También he visto muchas veces la entrevista a Onetti, elegante y parsimonioso donde los haya, como su escritura, la de Rulfo, que me parece un escritor inmenso, y la de Josep Pla, viejo cascarrabias más listo que el hambre. La verdad que se echan de menos entrevistas así, como aquéllas. Hoy día no se escucha a nadie. No queremos escuchar a nadie. Y cuando se hacen programas de literatura en televisión no hay quien los vea, por el amiguismo de cuadrilla que delatan y porque convierten el programa en un show con la añagaza de atraer a más público, y entonces ponen la cámara detrás de unos libros, o de una estantería, o detrás de un vaso, en fin, todas estas payasadas que deben costar lo suyo. En el programa A fondo se escucha el crujir de las sillas, el roce de los micrófonos colgados al cuello como cencerros, es el mejor ejemplo de cómo con pocos medios, con dos sillas y una cámara fija, se pueden hacer buenos programas, y no tanta bazofia aparatosa de ahora. Y luego el entrevistador, Joaquín Soler Serrano, que habla bien y sabe lo que dice y respeta los silencios del entrevistado como parte de su personalidad.

Vaya charla que os he soltado, así a lo tonto.
Saludos a todos.

gregorioecologista dijo...

Mabalot si lo tuviese cerca en este momento lo acuchillaría. Soy también si cabe demasiado sentimental y con sangre cebollina en mis conductos: hacia Cortázar no permito más que la adoración incondicional. A Martín no le gustan los juegos cerebrales, no lea entonces, y le repito lo mismo que a Mabalot. Su anonimato le salva de una muerte segura ante tal afrenta.
Después de esta pequeña broma, que supongo que se entenderá así, pues si no se entendiese no sé qué coño pinto yo perdiendo el tiempo en leer estos colgajos, quisiera aclarar una pequeña duda. En algún lugar he visto un comentario firmado por usted, Mabalot, acompañado por una imagen. La semana pasada he visto L’Atalante de Jean Vigo. ¿Está tomada de ahí, quizás, esa imagen?

Mabalot dijo...

¿La adoración incondicional? No tenemos mucho que hablar, entonces, don bromista. Y acuchillar, vaya a acuchillar a otra parte; aquí se habla de literatura, se discute si hay algo que discutir y los "colgajos" que publicamos es usted muy libre de leerlos si quiere, pero no es obligatorio, vamos. Ni tampoco es obligatorio que le gusten los autores que nombramos aquí (cada uno tiene los suyos uy no siempre coincidimos), y puede estar seguro que nadie va a insultar, y menos a acuchillar (en broma, por supuesto, todo en broma) a nadie porque no le guste tal autor o tal otro. Fanatismos aquí no hay, que somos mayorcitos, ya hicimos la comunión. Y mi anonimato no me salva de nada, y menos de no gustarme el rayuelo de las narices ese, don gregorioecologista, nombre nada anónimo, que seguro estará en la guía telefónica.
Por supuesto, todo es broma, no vaya usted a pensar que me tomo en serio sus hipotéticos acuchillamientos.

La imagen ya he dicho alguna vez que se corresponde con un fotograma de una peli de Vigo. ¿Alguna cosita más? ¿Gestiona usted los derechos de autor?

Encantado de que se pase por aquí, aunque la próxima vez mejor lea a su cronopio y no pierda su hermoso tiempo leyendo estos "colgajos", que estoy seguro a un individuo ilustrado como usted le aportarán poco.

De verdad nunca entenderé que alguien pueda cabrearse (en broma, claro, siempre en broma) porque a otra persona no le guste el mismo autor, película, equipo de fútbol, etc... Ni que lo fuera a prohibir, oye. Qué más dará el gusto de cada cual; si coincide, muy bien, y sino, también.
Em fin, feliz fin de semana.

gregorioecologista dijo...

Perdón, perdón, perdón. Lo siento muchísimo. No debería tomarme sin conocernos de nada tales licencias, y entiendo que se enfade ante semejantes estupidez de comentario por parte de un perfecto anónimo. Ni se me pasó por la cabeza cuando lo escribía que pudiera resultar tan molesto, cuando ahora me doy cuenta de lo fuera de lugar e injustificable que resulta. De verdad que lo siento. Espero, Mabalot que me disculpe, y pido disculpas también a los demás miembros de este blog y también a Martín que lo he insultado sin venir a cuento.
Lo de Cortázar sólo pretendía ser una manera tonta, tontísima, de introducir la pregunta por la película de Vigo, porque cuando la vi me dio la sensación de que la escena me sonaba y no sabía de qué.
Si visito el blog es porque me gusta y lo disfruto; nada de colgajos.

Nada más, sólo insistir en que lo siento sinceramente.