25/3/08

Horacio en España

Por fin encuentro en la biblioteca el Manual de literatura para caníbales, que llevaba bastante tiempo queriendo leer. En sus páginas Rafael Reig plantea con gran inteligencia y sentido del humor (dos marcas de la casa) algunas cuestiones básicas sobre literatura, muchas de las cuales hemos debatido aquí mismo, en el Círculo Solana.
Os pongo este pasaje, especialmente didáctico e ilustrativo:

“Hacia 1970, Juan Benet se enfrentó a Isaac Montero, un escritor realista, en un debate organizado por la revista Cuadernos para el Diálogo. Acabaron prácticamente a sopapo limpio.
¿De qué discutían?
De lo mismo que han discutido siempre los escritores: ¿qué es la literatura? ¿Cómo se hace? ¿Para qué sirve?
La Historia de la Literatura no es más que un bestiario, un recuento de animales feroces que se devoran unos a otros. El argumento de sus depredaciones lo resumió Horacio en su Epístola ad Pisones, donde afirma que un escritor tiene que tomar partido con respecto a tres cuestiones básicas:
-Ars versus ingenium (arte contra genio natural): o bien la literatura es un ars, algo que se puede aprender como cualquier otro oficio, con unas reglas definidas, como si se tratara de la cantería, de la electrónica o de la prestidigitación. O bien todo lo contrario: la literatura es fruto del ingenium, del genio innato e individual del artista creador, de su inspiración y de su trato con las musas. En otras palabras: ¿qué es un escritor? ¿Nace o se hace? ¿Es alguien que domina un oficio, que ha llevado a cabo un aprendizaje, que conoce ciertas técnicas? ¿O es más bien un genio espontáneo y silvestre, un médium que mantiene relaciones íntimas con las musas y expresa el desorden sagrado de su espíritu, que se emulsiona (¡pssst!) y eyacula su interioridad sobre el papel?
-Res versus verba (las cosas contra las palabras): ¿y cuál es el componente esencial de la obra literaria? ¿La res, es decir, la cosa, el contenido, lo que dice? ¿O más bien la verba, es decir, la forma, las palabras con las que lo dice? ¿Fondo o forma? ¿Es la literatura un vehículo para transmitir ideas, conceptos, visiones del mundo? ¿O se trata de un conjuro abracadabrante en el que lo fundamental es la música verbal, la construcción narrativa, el estilo literario?
-Docere versus delectare (enseñar contra divertir): y por último, ¿para qué sirve en realidad la literatura? ¿Qué pretende? ¿Qué se propone el que escribe? ¿Docere, es decir, enseñar, adoctrinar, transmitir algún mensaje? ¿O más bien delectare, o sea, deleitar, provocar un placer estético? ¿El arte es transitivo o intransitivo? ¿La poesía es belleza o comunicación?
Cualquiera respondería: "Oiga usted, ¿por qué narices tengo que elegir? ¿Es que acaso no pueden ser las dos cosas a la vez?"
[Es decir: el artista como el resultado de un talento natural (ingenium) al que se añade el estudio y el aprendizaje de un ars; la forma y el contenido como dos elementos inseparables; y la literatura cumpliendo una función social, o sea, su poquito de docere, pero al mismo tiempo persiguiendo un placer estético, su ración de delectare].
(Rafael Reig, Manual de literatura para caníbales, Debate, Madrid, 2006).

6 comentarios:

A. C. dijo...

Os voy a proponer un decálogo de virtudes del escritor. Ya me diréis en qué punto termina la ars y comienza el ingenium.

1. Redactar correctamente.
2. No ser monótono ni repetitivo.
3. Adapar las verba a la res, o al revés, según la tendencia estética.
4. Tener sentido de las proporciones.
5. Manejar suficientes referentes para solucionar problemas narrativos.
6. Ser hipercrítico. Tener capacidad para escuchar los ruidos del motor y horas para estudiar los sutiles engranajes de una obra de arte.
7. Cultivar una prosa fluida y subyugante, con capacidad para introducir diferentes niveles de sorpresa en los pasajes adecuados.
8. Encontrar una voz propia, surgida de la obsesiva hipercrítica, capaz de reconocerse a sí mismo y explotar lo que de diferente tiene.
9. Encontrar un punto de vista propio, un idolecto mental que traduzca la res a los verba más adecuados, y dominar el arte de la narración de modo que cualquiera de sus partes pueda ser comparada con la parte correspondiente de cualquier gran obra de arte.
10. Escribir una obra de arte.

Anónimo dijo...

Me parece un buen decálogo, bernardinas, muy completo además, muy "currado", porque no deja escapatoria a ese "hacer como que se hace" que a veces tienta a los oficios artísticos. La verdad es que cada vez me cuestiono más si es bueno el fomento de la cultura tal y como se ha hecho. Es decir,parece incontestable que la lectura y el arte hacen seres más conscientes y más libres, pero esto sólo sucede si mantienen su rigor. La valía de muchas cosas radica en la incorruptibilidad de su esencia; si para venderse mejor empiezan a relativizar esta, no es que se produzca el efecto contrario, sino que demás dificultan mucho el bienhacer en el futuro. Digamos que "se ha cubierto el expediente" y parece que tenemos lo que no tenemos. Digo todo esto porque para mí, cada vez más, cualquier cosa relacionada con el espíritu humano es una opción personal, solitaria y azarosa, es decir, una aventura que emprendemos o no emprendemos con todas las consecuencias. Y lo que veo, en cambio, es un creciente consumismo de valores y de emociones y de ideas. Acabo de terminar la que hasta el momento es mi última novela, "El enigma inexplicable de los enanos de jardín" y precisamente la he escrito como respuesta a ese mundo de "enanos de jardín" en el que estamos ya sumidos. Ya colgaré algo por aquí. Para mí, sigue siendo válido aquello de: "Procurad que, leyendo vuestra historia,el melancólico se mueva a risa, el risueño la acreciente, el simple no se enfade, el discreto se admire de la invención, el grave no la desprecie ni el prudente deje de alabarla". Lo cité una vez en una presentación y sólo cuando dije el nombre de su autor, Cervantes, la gente asintió con reverencia. Lo que os decía...

A. C. dijo...

Enhorabuena, Luisa, y te deseo un posparto venturoso.Yo estoy justo en el punto opuesto: empecé una y la he tirado a la basura, y ya no me queda mucho tiempo porque el día 31 de julio tiene que estar terminada. La razón de haberla desechado tiene que ver con lo que tú dices: no es que uno tenga su propio estilo, sino que no puede renunciar a él, está condenado a sí mismo, a no ser que, por la vía de la ars, se haga un maestro de la superchería. Sólo se mejora dentro de uno mismo. Quizá, donde decimos 'ingenium', deberíamos decir eso tan taurino de 'la verdá'. 'Torear con verdá', dicen, y no se me ocurre mejor fórmula. 'Escribir con verdá'. De verdá te deseo larga vida para tu recién nacida. Esperamos ese aperitivo, a ver qué se te puede copiar sin que se note.

Mabalot dijo...

Enhorabuena, Luisa, me alegro por esa novela que va a ver mundo ahora. Espero que se encuentre con muchos lectores, o al menos con buenos lectores, tanto en editoriales como en la calle.
En fin, larga vida a "El enigma inexplicable de los enanos de jardín". Eso sí, queremos un adelanto. Creo que hablo por todos.

El decálogo de Antonio me parece indestructible. Una gran pieza. Y utópico hasta la parodia, y me encanta; porque empezar con el "Redactar correctamente" y acabar con el "Escribir una obra de arte" tiene mucha finura, o de coña fina.

Diría que el primer punto debería ser el siguiente (deberíamos escribir entre todos un decálogo antidecálogos, que es un poco lo que me parece este);
1. No escribir una obra de arte.

Cualquiera que se siente a escribir pendiente de escribir algo bueno, no ya una obra de arte, no sólo no va a escribir una obra de arte, sino que es muy probable que no escriba nada.

Por cierto, el otro día cuando discutía con Conde el punto de las herramientas y el oficio me refería precisamente al punto 5, para no caer en el punto 2.

El punto 6 es jodido. Todo el punto 6. Entre otras cosas porque no sabemos qué es pasarse de rosca con los repasos y las correcciones. De cía Carver que cuando volvemos a poner lo que habíamos tachado es que ya no debemos seguir corrigiendo. Confío mucho en la primera versión, y ahí casi veo más instinto al corregir que al escribir. (unas palabras de Luisa y su parto novelístico serían muy interesantes; ¿Cuántas versiones? ¿sabías desde el principio a dónde ibas o fue surgiendo?...)

Muy bueno. Todo se resume en la cita tan bien traída de Cervantes. Debería ser el ideal narrativo por excelencia.

conde-duque dijo...

Habemus novelam!!!! Me uno a las enhorabuenas, Luisa.
"Ya pondré un trozo por aquí"... No, no. Ahora mismo lo queremos!!!!
En otro momento comento el decálogo, que tengo mucho curro...
Un saludo a tutti.

Anónimo dijo...

Muchas gracias, chicos. Me emociona vuestro entusiasmo. Yo, como suele suceder después de un parto, estoy algo asustada. Ahora mismo no puedo,por tiempo, a ver si mañana selecciono un trozo y os lo pongo.

Jo, bernardinas, no te quejes, ya me gustaría a mí que esperasen novelas, con plazo. Yo en cambio tengo que empezar a buscarle novio ahora.

Hasta pronto, besos a todos.