15/7/07

Wim Wenders sobre Ozu

"Cada uno sabe lo que significa la percepción de la realidad. Cada uno ve su realidad con sus propios ojos. Se ve a los otros, sobre todo a quienes amamos. Se ven las cosas que nos circundan, las ciudades y los paisajes en los que se vive. Se ve también la muerte, la mortalidad de los hombres, la fragilidad de las cosas. Se ve y se vive el amor, la soledad, la felicidad, la tristeza, el temor. En suma cada uno ve para sí la vida. Y cada uno sabe la diferencia enorme que existe entre las experiencias personales y las representaciones de esas experiencias en la pantalla. Hemos aprendido a considerar esa distancia enorme que separa el cine de la vida como algo perfectamente natural. A menudo permanecemos con la boca abierta y nos sobresaltamos cuando descubrimos algo de verdad o de real en una película, incluso si es el solo gesto de un niño en el fondo, o un pájaro que cruza la imagen, o una nube que lanza solo por un momento su sombra en la escena. Es raro en el cine de hoy encontrar tales momentos de verdad, ver personas o cosas que se muestren como son realmente. La cosa verdaderamente excepcional en las películas de Ozu, sobre todo en las últimas, era ver estos momentos de verdad. No, no eran solamente los momentos, era una verdad extensa que duraba de la primera a la última imagen. Eran películas que continuamente y de verdad hablaban de la vida misma, y en las que las personas, las cosas, las ciudades y los paisajes se revelaban. Tal representación de la realidad, semejante arte, no se encuentra más en el cine. Lo fue una vez."

Tokyo-Ga, de Wim Wenders (1985).


En la primavera de 1983 el director alemán Wim Wenders se fue a Tokyo con una cámara. Han pasado 20 años desde la muerte de Yasujiro Ozu. ¿Qué queda en el Japón del momento de la época retratada en las películas de Ozu? ¿Que queda de la obra del propio Ozu? El alemán reflexiona sobre el cine de Ozu, sobre la realidad y graba lo que ve, "para mirar solamente, sin intentar probar nada".

23 comentarios:

conde-duque dijo...

Joder, acabo de ver el vídeo y el juego de las bolitas es una locura... Van allí para olvidar los problemas, como otros beben o se drogan. Y empezó tras perder la guerra.
Me ha gustado la cita, aunque todo lo que he visto de Wim Wenders me ha parecido lo contrario de la vida: una pose intelectualilla, manierista/amanerado, artificial, siempre excesivo y coñazo...
A lo mejor se tendría que haber limitado a hacer documentales.
A Ozu lo tengo pendiente, pero ese sí sé que me va a gustar.

Mabalot dijo...

La verdad es que de Wenders yo no puedo hablar bien ni mal porque apenas lo conozco. he visto hace mucho París-Texas y me gustó. También es verdad que estaba enamorado de la Kinski. Vi también la de los ángeles, en Berlín, que ya no me acuerdo como se llama y no me gustó. Me pareció un peñazo, mala, sí, artificial, falsamente profunda, como mucho cine que va de intelectual. Bueno; este es mi Wenders. Claro, escuché hablar de él, últimamente muy mal.

Esta semana pasada he visto más cine que en todo lo que pasó de año. Y no he visto tanto; solo cuatro películas. Últimamente me daba mucha pereza aguantar sentado viendo una película, pero esta semana se ve que tenía ganas. Y me he tragado dos de Wenders; una me la trajeron alquilada, y es "Llamando a las puertas del cielo", y auqnue todos los cinéfilos al parecer la ponen a parir a mi no me pareció tan mala. San Shepard es el protagonista y el que firma el guión. La otra fue este documental que me trajo hace tiempo un ammigo porque trataba sobre Japón, y Ozu, que tanto me gusta.

El documental también me gana porque se habla de algo que me interesa y muestra un Tokyo de principios de los ochentas con ese color tan del momento y esas pintas... Y además me cae muy bien que a Wennders le guste tanto Ozu, aunque después su cine no tenga mucho que ver.

Dice al principio; "Si en nuestro siglo hubiera todavía alguna cosa sacra, si existiese algo como el sagrado tesoro del cine, para mí esto sería la obra del director japonés Yasujiro Ozu." Entrevista al operador de cámara de Ozu, a Chisu Ryu, el actor que hizo casi todas sus películas (afirma el hombre que Ozu repetía docenas de veces las tomas con él porque él era malo, mientras que con los otros actores una o dos llegaban...) El documental está bien.

La verdad es que echando un vistazo a páginas de "cinéfilos" se ve lo coñazo que son en general. Las escenas que se destacan en la primera de Wenders que te comenté a a mí me parecen lo peor, tan "bien" interpretadas, tan cine, tan coñazo...

Será que ya no me interesa ni el cine y menos los actores con sus grandes interpretaciones. Me ponen nervioso las grandes interpretaciones, me joden las películas. Ya puedo estar otro medio año sin ver nada.

Bueno, la cita me parecía interesante para el Círculo Solana.
Saludos a todos. Felicito a don Antonio por el paso del ecuador del folletín modernista. Un as de la tecla nuestro padrino.

Mabalot dijo...

Sam Shepard... que no es santo

conde-duque dijo...

La cita está muy bien. Además, yo creo que hay que traer aquí textos de toda índole y condición, siempre que apunten al mismo horizonte (sea el que sea, llamémosle "vida" en este caso).
Uff, las dos de los ángeles, a esas me refería, qué coñazo, "El cielo sobre Berlín" y "Tan lejos, tan cerca" (también me encanta Natassja Kinski, pero ni por esas), qué pedantería por Dios, qué manera de fastidiar alguna cosa que podría ser buena.
Sé de uno que se tiró a las vías del Metro después de ver la del Hotel nosequé, con guión de Bono, de lo mala que era...

conde-duque dijo...

Ah, y ¡Viva Hitchcock! (En esto soy un ser irracional y recalcitrante, nunca voy a entrar en razón...)

conde-duque dijo...

Natassja Kinski: sólo ese nombre es sinónimo de sexo. Qué mujer...

Anónimo dijo...

Desatados os veo, compañeros…
Está bien eso de que la literatura sea vida, o respire vida. Al menos el propósito. Pero la realidad es otra. Yo al empezar a escribir, hace unos cuantos años, no muchos, en Madrid, mi idea era esa: meter vida en lo que escribiera, y esto se consigue humanizando al personaje. Porque si no, de qué cojones estamos hablando. Ahora pienso que lo que hay que hacer es vivir la vida, y luego escribirla. Como dice el título de las memorias de García Márquez, Vivir para contarla. Es muy difícil escribir un texto con vida, que respire vida como si el texto fuera un ser humano. Está en poder de muy pocos, esto. Es tan difícil que la mayoría sucumbe por el camino y se dedica a hacer malabarismos con las palabras y a marear la página para no decir nada. Pero es que hay otro problema: cómo meter vida, vida libre, desatada, natural, imprevisible, en una novela, que está corregida y manipulada y encajonada en capítulos o frases y hecha de palabras, de pensamientos, palabras y pensamientos que a veces para lo único que sirven es para no vivir, para matar la vida. Complejo tema, éste, como el del realismo.

(Ya he pedido el libro Mímesis, que apuntó aquí hace un tiempo Bernardinas. A ver si lo tienen. Estoy deseando leerlo)

Mabalot dijo...

Vaya... que se suicidó después de ver una peli de Wenders... pues eso sí que es cambiar una vida, aunque con un guión de Bono también me suicido yo: Solo oírlo cantar ya me entran ganas locas de tirarme por la ventana.

Bueno, París-Texas, dejando a un lado lo "guay" que pueda ser nuestro amigo, está bien. Es que yo creo que en la profesión de artista hay mucho merluzo, así que mejor nos quedamos con lo que hacen, que si no...
Y Hichtcock sí, claro, pero cada película de este ya le ha vista dos veces como mínimo y hay que salir de casa un poco. Qué cachonda estaba (¿está?) la Kinski. Eso sí que es arte, o vida, o lo que queráis.

Martín, me alegro de tenerte por aquí otra vez. Una pregunta te hago: ¿por qué no escribes en un blog? Puedes decirme que porque no te sale de los mismísimos, pero es que por tus comentarios generas una curiosidad que dan ganas de leerte algo. O si quieres, repito, escribe un texto y lo ponemos aquí.
Un saludo. Siempre bien recibido.

Mabalot dijo...

Un libro siempre será un libro, y una película una película. Y la vida es, supuestamente, lo que empieza cuando acaba el libro, lo que empieza cuando acaba la película. A veces reconocemos eso, fragmentos de vida, en un libro, en una película. ¿Qué quiere decir eso? ¿Cómo se hizo? ¿Qué es exactamente lo que reconocemos como vida en algo que es como mucho simulación de esa vida?
Joder, pongamos la lavadoras a pensar.

Anónimo dijo...

Me han dado ganas de crear un blog, pero para escribir capítulos de folletín, como hacía Dickens con sus novelas por entregas y como hace ahora Bernardinas. Lo que ocurre es que creo que perdería mucho tiempo. A mí me gusta curiosear por los blogs en los ratos muertos, antes o después de comer, antes o después de cenar, recién levantado, mientras me quito las legañas, etcétera. Pero, salvo esto, y salvo cuando paso al procesador de textos lo que escribo a mano para imprimirlo, no utilizo mucho el ordenador.

Igual en agosto viajo al norte. No es seguro pero existe la posibilidad. Como veo que estáis por allí, si hay la ocasión, nos vemos, quedamos. Dejo aquí mi dirección: kamarrupa@hotmail.com

Saludos. Si no escribo es porque no puedo, no porque no quiera.

Mabalot dijo...

Encantado, hombre, si te pasas por aquí, por el "noroeste peninsular" como dice el hombre del tiempo. Claro que quedamos.

Lo de los blogs yo lo veo como algo divertido y muy ayudable; Primero, para conocer gente interesada en lo que le interesa a uno, y segundo, para saber por donde va lo que hacemos. En casa todo es muy bonito, pero lo sacas a la luz y casi todo se amustia. Es una forma de probar lo que hacemos. Es peligroso, supongo, perder demasiado tiempo con esto o ser muy susceptibles a los halagos, que a veces son más perniciosos que las malas críticas. Si es lo mismo que la literatura de siempre; se escribe para que nos lean, mejor en papel, pero mientras tanto la cosa es la misma.
Uno escribe y los demás leen. Más o menos desde Homero la cosa viene siendo así, el medio es lo de menos.

Hay mucha porquería (ahora en vez de llevar un diario con candado la quinceañera escribe un blog) en la red (a ello contribuimos un poco todos) pero también hay cosas muy interesantes. Por ejemplo; hace ya bastantes meses descubrimos un blog muy bueno al que hemos leído desde entonces (Conde-Duque también), y hace poco publicó su primer libro después ganar un concurso de relatos. En Pre-textos, nada menos. Y ahí está el caso de bernardinas, don Antonio, que para mí fue un descubrimiento y que no he dejado de leerlo desde entonces. Además puedes dialogar con la persona; el invento está bien.

Un abrazo, Martín.

Mabalot dijo...

Ah, el blog que te decía es este; http://laluztenue.blogspot.com/

Lula Fortune dijo...

Uff!! qué post y coments tan jugosos. No sé por dónde empezar. Yo también creo que Wenders es un coñazo y me alegra decirlo en voz alta porque parece que eres una descerebrada si no te gusta.Yo me chupé un ciclo de Wenders sin decir ni mú (aquella película donde aterrizaba un avión más de trece veces,olvidé al título; aquella otra, Koianiskavski, o algo así...creo que me olvidé de todas) en fin que salvaría Paris-Texas por la bella Nastasia.
En lo de escribir los blogs se me viene a la cabeza lo que decía Bryce Echenique, uno escribe para que lo quieran más.En el fondo es eso lo que todos buscamos.
Y no me extiendo más porque lo de la realidad y la ficción es uno de mis cervantinos y favoritos temas que daría para hablar y hablar. A ver si coge la sugerencia el dueño del blog. Un beso ;)

gregorioecologista dijo...

Hacía tiempo que tenía ganas de colgar algún comentario por aquí, pero no daba hecho. Algunos de los post me han parecido muy interesantes, otros me han dado unas ganas de polemizar... pero entre el poquito tiempo que tengo y el no querer precipitarme, no me he atrevido.
Decir que me interesan, en cuestiones artísticas, las vanguardias por encima de todo, y no sólo las históricas, sino la vanguardia “in progress”. Pero, como no me tengo por gilipollas (faltaría más: decía Kierkegaard que muchos se quejan de su falta de memoria, pero ninguno de su falta de criterio) también me joden las supercherías y las impoturas, y hay mucho-muchísimo de esto.
Me gusta lo que hacéis aquí porque lo hacéis desde la sinceridad y la intención de hacer las cosas en serio (sin gilipolleces). El arte (literatura) no es arte (literatura) si la (una) verdad no lo sustenta.
Yendo con Wim Wenders, tan sólo un poco más de lo mismo, creo que tiene un nombre que no se merece. Cielo sobre Berlín me pareció también aburridísima, incluso prefiero su sucedáneo hollywoodiense City of Angels, aunque sea sólo porque cuando todo va a acabar y esperas el champán y el sexo, ella muere. Contar el final es joder la peli, pero recomiendo encarecidamente no perder el tiempo con ella.
Otra cosa para mí es París Texas. También creo que es un tanto tediosa. Lo que sí aporta por lo menos es esa idea de angustia por la desaparición y dilución en un país tan post como eeuu donde las personas son espectros de personas, y las vidas son simulacros de vidas. Además, la fotografía me encanta. Algunas de las imágenes del final son de una belleza plástica excepcional.

Saludos.
Os sigo atentamente.

Mabalot dijo...

Hola, Lula y Gregorioecologista.
No sé porqué se escribe, Lula, y no crea que la razón sea la que citas de Echenique. No me creo que nadie nos vaya a querer más por escribir bien, o nadie que cuente en nuestra vida. Yo no escribo para que me quiera nadie; quizá para quererme yo mismo, o para entenderme o explicarme a mí mismo. No confundir con un solipsismo, que no soy partidario de practicar a las bravas, por lo menos.

Gregorio, muy interesante tu comentario. Las vanguardias históricas, quitando ese elemento circo y sectario en el que se convirtieron/ nacieron algunas también me interesó e interesa a mí. Más como excusa para gustar de unos autores, pintores, directores, que surgieron de esa época, quizá vinculados a un determinado movimiento y que después siguieron su camino. Por ejemplo, parece que más Buñuel ser surrealista, parece que los surrealistas son buñuelianos; es como si el surrealismo se inventara para Buñuel.
Con lo de vanguardia "in progress" no sé muy bien a qué te refieres. Detrás de muchos "rompedores" en el fondo hay poca originalidad verdadera. Ésta es casi invisible; no se ve a primera vista, o no destaca.

Encantado de teneros por aquí. Un saludo.

Mabalot dijo...

Perdonar la sintaxis, estoy sopa; quería decir que "más que Buñuel ser surrealista los surrealistas parecen buñuelianos..."

Mabalot dijo...

Y el debate se ha ido por los cerros de Wenders, cuando yo hubiese preferido que se fuesen por lo que realmente venía aquí a cuento, en este blog del Círculo Solana, que es ese director japonés que parece pronunciado por un andaluz.

Supongo que porque es menos conocido, desgraciadamente, y está menos de moda. Lo que sí ya os digo es que es un autor... de ritmo pausado. Las personas de sus películas hablan sin prisas, se llevan el sake a la boca, se miran, lloran, ríen, se tiran cuescos... y la cámara apenas se mueve. Los conflictos tampoco son muy espectaculares ni vistosos; casi siempre tratan de una familia y sus pequeñas (y tan grandes al mismo tiempo) cuitas.

Os gustará.

Lula Fortune dijo...

Por supuesto que uno/a siempre empieza a escribir para entenderse a si mismo, pero si ahí acabara todo, no le daríamos al click que nos conecta con el mundo. Yo entiendo el "querer" en un sentido amplio de comunicación sin el cual, amigo Mabalot, no tendría el placer de estar aquí. Un beso

A. C. dijo...

Wim Wenders habría dicho lo mismo siete años después si hubiera visto una película muy importante que ya se ha citado aquí, 'El sol del membrillo'. pero yo insisto en lo mío. Además de retratar la realidad, hay que cubrirla de verdad. Me voy a un extremo no tan opuesto. Cuando leemos ese cuento de Raymond Carver del hombre que tiene problemas con el bastoncillo higiénico, la sensación de verdad es abrumadora, pero sus cientos de imitadores se quedaron, tan solo, con la sensación de realidad. Wim Wenders habla aquí de la verdad, pues, que es un atributo artístico de la realidad, una elección retórica. Incluso los aficionados como yo, cuando encontramos en el flujo de la narración algo que, además de real, es verdad, la emoción es indescriptible, pero también la conciencia de que esa verdad ha sido también producto de la narración, consecuencia de ella, sin más intervención que mi constancia. Ah esas pocas docenas de verdad que nos salen a pesar de nosotros mismos. Un buen escritor se mide, quizá, por eso, por la cantidad de verdad que generan sus miradas. Os hablo desde la incapacidad para conseguirlo por propia voluntad. Quizá por eso alguna rara vez, de paso, casi sin darme cuenta, la he visto florecer en el teclado, como si fuera, más que su autor, su incubador. Todos tenemos esos momentos, sobre todo en este blog, donde se escribe de puta madre. La cuestión, volviendo a Wenders, es si hay alguna retórica capaz de enseñarlos, o si las verdades japonesas no son producto del ritmo con que las contemplan, de la paciencia con que aguardan su aparición.
Salud a todos. Me vuelvo a la gruta.

Mabalot dijo...

Pues sí, don Antonio, "El sol del membrillo" me parece una excelente película, aunque ya hace que no la veo. Me gusta el cine que da tiempo a pensar con el personaje; quiero pensar con él. El ritmo trepidante apenas da tiempo a masticar las imágenes, a vivirlas. Esto no quiere decir que todo ritmo lento sea bueno, pues hay ejemplos a mares de cine pseudo-culto que no es más que pedante y aburridísmo. Entre cine malo sin pretensiones y cine malo con pretensiones de "autor" me quedo sin lugar a dudas con el primero...

Y yendo al asunto tengo que decir que siempre va usted, don Antonio, a meollo de la cosa; en este caso había prestado mucha atención, y casi me había hecho un lío, con las palabras "verdad" y "realidad", porque en la traducción de los subtítulos no coincidía a veces en este texto lo que Wenders en su inglés muy accesible de pronunciación clara de extranjero y la palabra que se escribía en los subtítulos. Usaban "verdad" y realidad como sinónimos, aunque creo que el así los usa también es el texto original, Wenders. Creo, recuerdo.
No estoy seguro que él diferencie tales términos.
Pero sí las diferencia usted y creo en esa diferencia, la entiendo. Supongo que nos referimos por ejemplo a la diferencia entre la mirada de un Velázquez y de un Murillo.
Dos frases de apuntar; "Un buen escritor se mide, quizá, por eso, por la cantidad de verdad que generan sus miradas"
Y; "...si las verdades japonesas no son producto del ritmo con que las contemplan, de la paciencia con que aguardan su aparición."
Por eso, volviendo al ritmo, creo que ese "compás", esa respiración en el cine (en todo arte, hasta la pintura tendrá eso...) no es un elemento técnico o una mera elección en la forma narrativa, sino quizá parte de la esencia de la verdad de esa obra.

Por cierto, Antonio López, que como persona me puede caer más o menos simpático (presentó la sesión en una charla antes de la proyección de El sol...), como pintor me parece de esos que acaban matando a palos, a pinceladas, la verdad de su obra. Reconozco que no he visto mucho en vivo, casi todo en foto, pero parecen pellejos secos sus pinturas... menos las acabadas, que esas me gustan más. Ahí, a pesar suyo, encontramos algo de realidad y de verdad; son realidades menos muertas.

Pues Salud... y ánimo en la gruta.

Mabalot dijo...

quería decir (perdón, qué pereza leerme y así van los comentarios tan deshilachados... sobre todo a estas horas de tensión baja) sobre López que me gustan las INACABADAS, no las acabadas, las rematadas...

A. C. dijo...

Un par de apuntes más sobre la verdad y la realidad. En tauromaquia, donde, disquisiciones aparte, crece un vergel de términos curiosos, se dice mucho (ahora ya menos) la expresión 'toreó con mucha verdad'. Sería inconcebible decir 'toreó con mucha realidad', porque la verdad es una actitud y la realidad un resultado. En tauromaquia esta 'verdad' implica, en primer lugar, ausencia total de trampa y de cartón; el diestro va a pecho descubierto, con la sencilla verdad de su muleta, sin ambages. Torear con verdad es mucho más arriesgado que hacerlo de manera realista. Del realismo nace el aliño, las faenas aseadas, pero la verdad incluye majeza, gallardía, honestidad.
Trasladado a la literatura, diríamos que esa verdad signitifa representar las cosas en su desnudez, honrar a los objetos en el espacio que ocupan en el mundo, saberlos sentir en todo lo que son y en lo que han presenciado. Esa verdad humaniza las cosas.
Es célebre el verso de Jorge Guillén que simplemente dice "¡Oh, piedra!", y es célebre porque allá donde la poesía llega con su esencialidad, con el nombre de las cosas, la novela llega con la sensación de vida, que es en lo que insistía el otro día María Zambrano, otra estupenda blogger.
Disculpas por el rollo. Me parece interesantísimo hilar fino en estos conceptos. Filósofos tenemos que nos echarán una mano.

Anónimo dijo...

hola malabot,
te invito a ver un corto mio sobre cine:

http://7potosi.blogspot.com/2007/07/las-ventanas_6354.html