7/10/07

La novela realista, según Baroja

Escuchemos lo que nos dice este señor de la boina (con sus ambigüedades y contradicciones):


La novela, cajón de sastre:
"¿Hay un tipo único de novela? Yo creo que no. La novela es un género multiforme, proteico, en formación, en fermentación. Lo abarca todo: el libro filosófico, la aventura, la utopía, lo épico, lo lírico, todo absolutamente. Pensar que para tan inmensa variedad puede haber un molde único, me parece dar prueba de doctrinarismo y de dogmatismo. Si la novela fuera un género bien definido, como un soneto, tendría una técnica también definida. [...]"
***
Breve historia de la novela realista:
"Creo que la novela realista comienza en la literatura griega, en El asno de oro de Luciano de Samosata [...]; el de Apuleyo sale de idéntica cantera. A estas obras se une con el tiempo, por su cinismo, su realismo y sus detalles crudos, el Satiricón, atribuido a Petronio. [...]
El segundo foco en la historia de la novela realista mundial es España, con el autor de El lazarillo de Tormes, Cervantes, Esquivel, Quevedo, Vélez de Guevara. [...] En Francia aparecen Lesage y su Gil Blas. [...]
Otro carácter tomó la influencia de la literatura realista en Inglaterra. Aquí dejó su huella en Defoe, en Fielding y en Smollett. [...] La influencia de la novela realista española llega hasta Dickens, que a mí me parece uno de los escritores más extraordinarios del mundo, autor que ríe y llora, como un clown sublime. [...]
La novela realista pasa de Inglaterra a Rusia en el siglo XX; todavía la huella española se advierte en tres grandes escritores: en Gogol, en Turgeniev y en Dostoyevski. [...]"
***
Tipos de novela:
"Hay un tipo de novela esquemática, cerrada, de una unidad completa; y otra anárquica, multiforme, proteica y porosa. Respecto a la unidad del asunto, el aislamiento del proceso de la novela está bien, siempre que se pueda realizar lógicamente. El no conseguirlo o el no practicarlo es un defecto. La novela debe encontrar su finalidad en sí misma (una finalidad sin fin), debe contar con todos los elementos necesarios para producir su efecto; debe ser, en este sentido, inmanente y hermética. La novela cerrada, sin trascendentalismo, sin poros, por donde apenas entra el aire de la vida real, puede ser, indudablemente, y con mayor facilidad, la más artística. Existe la posibilidad de hacer una novela clara, limpia, serena, de arte puro, sin disquisiciones filosóficas, sin disertaciones ni análisis psicológicos, como una sonata de Mozart; pero es la posibilidad solamente, porque no sabemos de ninguna novela que se acerque a ese ideal. Por ahora, vemos la posibilidad; pero no el camino de realizarla. [...]"
***
La invención:
"Se dice que no es posible inventar una intriga nueva, que el filón está agotado. No lo creo. [...] En la novela y en todo arte literario lo difícil es inventar, sobre todo inventar personajes que tengan vida y que nos sean necesarios sentimentalmente por algo. [...] La composición de un libro, la corrección de la prosa, tienen importancia, claro es; pero como se pueden mejorar a fuerza de estudio y de trabajo, no dan esa impresión fuerte y sugestiva de la fantasía.
Por la invención son grandes Shakespeare, Cervantes, Molière, etc. Los escritores del XIX no pudieron inventar tipos tan sintéticos como los del XVI y XVII, no pudieron crear esquemas necesarios en nuestra vida sentimental, aunque muchos de estos escritores, como Dickens, Dostoyevski, Tolstoi e Ibsen, son de lo más grande que ha tenido la Humanidad. [...]
El detalle inventado y mostrenco salta a la vista como cosa muerta. El escritor puede imaginar naturalmente tipos e intrigas que no ha visto, pero necesita siempre del trampolín de la realidad para dar los saltos maravillosos en el aire. Sin ese trampolín, aun teniendo imaginación, son imposibles los saltos inmortales. [...]
La necesidad de la verdad en el detalle la siente el novelista moderno, hasta el punto de que todo lo que es engarce, montura, puente entre una cosa y otra, es decir, arte literario, técnica aprendida, le fastidia."

(Pío Baroja, Sobre la novela realista)

10 comentarios:

conde-duque dijo...

Si queréis sigo copiando...

Anónimo dijo...

Yo estoy muy de acuerdo con ese señor. No sé por qué estaba tan triste, teniéndolo tan claro. También es cierto que aunque no hay una técnica para la novela, yo al menos asocio la palabra novela con un cierto clasicismo en la forma. ¿Qué más decía don Pío?

Mabalot dijo...

¿Qué tal por granada? Esa foto con boina había que asentarla en el lateral. Tomé nota de tus propuestas estéticas para el blog.

Que la novela lo abarca todo es lo más exacto (lo que tampoco es arriesgar mucho) que se puede decir de la novela. Algo así dijo cela también; todo libro que bajo el título está escrita la palabra novela. Todo requiere una técnica, una base, una soltura, pero el fondo y el motor de toda escritura, y más de la narrativa, o de la novela (aunque no sé si son sinónimas) es el instinto.

Galdós, Baroja, lo tenían. Dickens, Dostoievski, Cervantes.

conde-duque dijo...

A ver, he continuado copiando un poco.
Y pongo en negrita las ideas que me parecen más interesantes para el debate del Círculo...

A. C. dijo...

Muy buena elección, ya lo creo. 'La intuición y el estilo' es un perfeco orden del día para cualquier discusión sobre novela.
Un par de apreciaciones:
Para empezar, los griegos a Baroja le caían mal. De Tolstoi dice que es "como un griego más pomposo y más sereno que sus colegas". Y, cuando habla del origen de la novela, en efecto se remite a Luciano y a su sentido del cinismo, que no es el mismo que tenemos ahora. Ahora ser cínico es mentir, y en aquellos tiempos ser cínico era decir lo que nadie quiere oír, y tomar las cosas, los hechos y las actitudes por lo que 'realmente' son, por su formulación más precisa y descarnada. El cínico atacaba con la verdad, no con la mentira.
Pero antes de Luciano estaba Homero, a quien Baroja sólo mendiona de oídas y como de pasada ("en la Grecia clásica no hay novelas", llega a decir), y al que estoy seguro de que habría disfrutado si hubiese buscado en él las, digamos, fuentes del realismo.
Segundo: Baroja defiende varias veces en este libro que la novela "debe tener un fondo moral", y que el romanticismo inmoral le parece, sobre todo, "ridículo". Con moral no se refiere, naturalmente, a 'con determinado tipo de moralidad', sino a una imagen elevada y arquetípica del ser humano.
En otra parte dice que lo que hace genial a un novelista es la imaginación, la capacidad de creación de "modelos perennes", y reconoce que algunos de sus escritores preferidos (cita a Dickens y a Dostoievski) eran muy buenos en su oficio y en sus manos los personajes "ríen y lloran", pero que no tenían esa clase de imaginación para la construcción de personajes prototípicos.
Esto es lo que podríamos llamar el carácter mitográfico de un novelista, su capacidad para componer mitos. Ahora bien, amigos: la pura observación no implica descubrir "modelos perennes", porque esos hay que inventárselos. Esos no están. Y Baroja arremete muchas veces contra los observadores desmoralizados, entre ellos, lo siento, nuestro querido Solana, a quien Baroja tenía un poco de ojeriza porque se decía (lo decía Ramón) que Solana había influido en él.
En fin, que me desparramo. Salud a todos.

conde-duque dijo...

Uff, a nuestro querido Solana el poco pío don Pío lo ponía a caer de un burro (cazurro, gañán, cuco, rencoroso, pedante, esnob, cursi, desagradable, vulgar, aburrido...). Sospecho que Ramón (a quien también ponía verde don Pío) podía tener un poco de razón: ay, ese "pequeño" vicio barojiano de tapar influencias y envidias con insultos...
En fin, hoy no voy a meterme con Baroja, que no lo he traído aquí para jugar al pim-pam-pum, sino para darle vueltas a lo que dice sobre la novela.
Sigo copiando un poco sus ideas...

conde-duque dijo...

Ya no copio más, que me canso...
Otro tema muy interesante es ese de la "moralidad" que apuntas, Antonio.
Una cosa no me encaja: ¿cómo puede decir Baroja que Dostoyevski no crea "modelos perennes" o "prototípicos", si prácticamente no hace otra cosa en sus "novelas de ideas" (las más conocidas, tochas e importantes)?

A. C. dijo...

No es raro, como dices, que Baroja se contradiga, pero quizás Baroja hablaba más bien de antonomasias. Y, desde luego, no lo dice para meterse con él, porque lo adora. Y en cierto modo tiene razón. Los personajes de Dostoievski son demasiado humanos, que es precisamente lo que más le gustaba a don Pío.

Anónimo dijo...

Como siempre, asisto admirada a vuestro diálogo, Me gusta el dicho que dice: "El tonto, si callado, por prudente es respetado" y me lo aplico continuamente y aún así me lo tendría que aplicar más. Pero, caramba, dan ganas de entrar en la conversación, así que me lanzo.

Ya dije en otra ocasión que entiendo el estilo como algo que surge o fluye naturalmente del entorno social o cultural. Por eso podemos hablar de "generaciones", y por eso la historia del arte, literatura incluída, sigue un proceso evolutivo. Nadie nos impide escribir Cantigas, pero, secillamente, no lo hacemos. En ese sentido, la novela realista surge en el XIX, el primer siglo en el que percibimos que el mundo se nos está empezando a quedar grande. Las personas se interrogan a sí mismas y a los demás e intentan mantener bajo control un mundo que se descontrola por momentos en movimientos sociales, descubrimientos científicos y geográficos... será sólo el principio de un proceso que no sólo no ha terminado sino que sigue en expansión. Pero estos primeros testigos de lo que estaba pasando son ingenuos y se preguntan las cosas en voz muy alta, con circunloquios y prosopopeyas heredadas del antiguo estado de cosas. Siguen buscando al héroe anterior y prueban a cosntruir el héroe futuro porque todavía no conciben un mundo sin héroes. Me parece interesantísimo el párrafo en el que Baroja dice:"Existe la posibilidad de hacer una novela clara, limpia, serena, de arte puro, sin disquisiciones filosóficas, sin disertaciones ni análisis psicológicos, como una sonata de Mozart; pero es la posibilidad solamente, porque no sabemos de ninguna novela que se acerque a ese ideal. Por ahora, vemos la posibilidad; pero no el camino de realizarla". En verdad no lo sabe, pero atisba que existe ese camino, que lleva a un futuro que él no puede sino imaginar. De momento, lo único que les cabe a los realistas es hacer un minucioso inventario de situaciones, emociones, sentimientos, episodios (nacionales o no). Creo que les debemos, sobre todo, eso. El mapa casi exacto de cómo fueron nuestros antepasados. Se lo debemos como lectores y también como escritores. Sólo después de ese riguroso examen puede un creador acceder a la libertad
de una expresión "clara, limpia y serena". Que eso se llame o no novela no es importante para mí, creo que se trata más bien de una convención.

En cuanto a los escritores "desmoralizados", qué queréis que os diga, creo que son un paso más allá de los creadores de "modelos perennes". Como decía antes, eso tuvo su tiempo y su lugar. En todas esas disquisiciones de don Pío percibo, al lado del esritor, las proyecciones de un ser humano que combatía su desasosiego con un cierto dogmatismo. Pero eso es otra historia.

Ah, estupendas las fotos de los maestros. ¿Y doña Emilia? Abogo por su presencia por tres razones: golpeaba el corazón como Galdós, tenía tantos altibajos en su calidad como don Pío y lucía un bigote que no tenía nada que envidiarle al de ambos.

conde-duque dijo...

Luisa, ponnos algún pasaje de la Pardo Bazán, que no la tengo yo muy leída... (Creo sólo he leído "Los pazos de Ulloa", y hace mucho tiempo)