Como me dijo Mabalot que a ver si ponía de una vez un relato mío, aquí lo tenéis. Lo escribí hace varios meses para los amigos del Bremen. A ellos va dedicado: sobre todo a Lara y Rebeca. Si hasta ahora no lo había puesto es porque no me acaba de convencer, igual que los demás que tengo escritos.
No doy por cerrado este relato. Por eso me encantaría que me dijeseis lo que os parece y que me aconsejaseis cambios para mejorarlo. Por ejemplo, yo creo que quizás el final es demasiado precipitado y cortante, ¿no? O a lo mejor os parece exagerado que realmente se decida a matarlo... Me encantaría que me diéseis vuestra opinión, incluso si os parece una puta mierda también. En serio.
Conde, me ha gustado mucho el relato todo él, hasta que llega al final. El final, no es que no me guste, al contrario, me parece fantástico, pero me da la sensación de que antes de llegar a él te has dejado un trozo por escribir que probablemnente esté por ahí, esperando a salir. Hay veces que, al escribir un relato, este nos parece de pronto demasiado largo, o nos aburre o dejamos de confiar en él, y entonces se apresura un final. Podría ser que este fuera el caso, no sé. Yo creo que merece la pena volver a él, a mí me encantaría saber más de la Secta y de su Gurú. Un abrazo.
Gracias, Luisa. Sí, tienes razón. Valga poco o nada, tendría que estirar más este relato por el final: ya en París, en la librería, la Secta... Cuando lo escribí tuve que darme prisa a la fuerza (por límites impuestos de tiempo). Por cierto, que el señor Whitman y su historia son reales. Lo del asesinato no, claro. Creo que todavía vive, el tío listo. Un abrazo.
Gracias por atreverte. A pesar de leerte casi todos los días apenas dejaste que nos enteráramos de algún relato tuyo. El relato me gusto mucho, y te voy a decir una cosa; da gusto también, de vez en cuando, dejarse llevar por una voz que no es exactamente que no eres tú. Que está escrito por ti pero que es otro el que habla. Ficción. Decía Ramón; El escritor quiere escribir su mentira y escribe su verdad. La única forma de decir ciertas cosas, que ni sabemos que queremos decir, es en ese terreno indefinido que se llama ficción.
A lo que iba; ese narrador nos promete acción al principio. Empieza fenomenal. Va a matar a a alguien, y en París. Admira a ese individuo, el tal Whitman. Quiere que su leyenda perdure. Pero, y aquí está el pero, después (me parece, lo sentí así) aparece Conde-Duque en medio del relato para opinar sobre los malditos y los modernos etcétera. Como prosa es muy buena, y son fragmentos que disfruté leyendo, pero no veo que sea la voz que me hablaba al principio. La historia tiene interés y tenemos ganas de saber qué pasa y de ver a esos personajes, pero ya te encargas antes de ridiculizarlos, y eso va contra el propio relato.
Vamos a ver; tienes los ingredientes personales (como escritor) e imaginativos para dejarte llevar por la historia y los personajes, de la mano del narrador, pero pierdes puntos cuando te desmarcas de los personajes y del mismo narrador, que al principio parece admirar la leyenda de Whitman, y que yo creo debería cargárselo con esa idea de admiración.
Tiene razón Luisa; extenderte en presentarnos a los personajes (qué barojiana, chaval, qué buena colección de fulanos puedes encontrar...) y dejarte llevar por lo que hagan. El final está bien, así acaba cómo promete pero también quisiéramos ver antes al personaje Whitman, hablando, haciendo el chorra, todo eso que lo ridiculiza con acciones, más que con las palabras del narrador, pero sin olvidar (yo lo creo así, aunque por mal humor o lo que sea no lo consiga) que ningún personaje tiene que ser un pelele deshumanizado. Es decir; aún el tal Whitman tienes que tratarlo como si le hubieses dado la teta de crío.
Galdós es bueno, y Baroja y balzac y Dickens... porque tratan a sus personajes con afecto, aunque tengan muchos defectos. Piensa en Miau; vaya retratos, pero para reírnos de ellos casi tenemos que cogerles algo de cariño. Son ridículos, pero son personas. Eso pensamos cuando leemos; nos reímos, o no, de personas. Y nos reímos con un algo de remordimiento, casi con pena. Joder, es difícil, pero me entiendes perfectamente, seguro.
Perdona el rollo. Yo no soy capaz de hacer todo lo qu digo antes, y quizá no lo digo sólo por el relato tuyo, sino que casi me lo digo a mí mismo, a ver si me entero.
Conclusión; tacha lo que digas tú, y deja que hable el narrador, y que cuente lo que ve y lo que oye. Que nos enseñe su París, esa librería, ese grupo.
Una idea sería que el narrador vaya con esa admiración casi ciega a París, para matar al jefe por deber con la eternidad, y después, al ver lo que allí se cuece y lo falso y pedante que todo le parece que vaya cambiando de idea y finalmente que cabe matando al fulano por chorra, paquete y artistoide.
Yo casi diría que tienes una novela, corta por lo menos, si te pones en plan Baroja y empiezas a meter y sacar personajes; bohemios, ociosos, maleantes...
¡¡¡Ánimo, colega!!!
Aunque en literatura ya se sabe, tanto vale una cosa como la contraria. Todo depende de dónde tire el viento... Así que no me hagas mucho caso... si es que pensabas hacérmelo.
Ayer por la noche leía unos relatos de Pamies que alguien insistió que leyera y pensaba en eso de corregir. Porque lo de corregir tiene muy buena prensa. Es oficio, se dice. Y creo que hay verdad en eso, lo sé, pero...
Es curioso: yo no pensaba que el narrador admirara al viejo al principio. Yo creía que se burlaba de él en todo momento: de hecho, la idea es que "para estos pringaos que alguien muera violentamente ya es razón suficiente para alcanzar la fama literaria". Aunque la verdad es que la alternativa que propones me parece más interesante: alguien que lo admire de verdad y vaya a matarlo, como el que mató a John Lennon, o algo así.
[En realidad desde el principio es más o menos mi voz (en esta ocasión, no en otros relatos que he escrito). Tú sabes que opino eso porque lo hemos comentado muchas veces... pero podrías no saberlo. Quiero decir que eso no tendría que importar tanto. Es como lo que hablamos siempre de los datos autobiográficos. ¡Qué más da si son reales o no, con que parezcan verdaderos!]
Está claro que me falta compasión por el señor. Además, se merece que lo veamos haciendo cosas, como dices. También habría que presentar a los personajes de la Secta, etc, etc. Desde luego, se me iría del tamaño relato, pero quedaría mejor. Bueno, LO INTENTARÉ...
No sé, Maba. Lo he vuelto a leer y de verdad no veo ese cambio de voz que has comentado. Desde la primera línea va a saco contra él y su Secta (nombre claramente despectivo), ¿no? Qué lío...
Lo que está claro es que está mal explicado, porque da pie a la confusión. MUY MAL por mi parte. Debe de ser de los errores más grandes que se pueden cometer. Al escribirlo yo pensaba básicamente en un tío cabreao (con su puntito de ironía) que va a París a matar a un pringao.
No, no, claro, nada que ver con tú voz, sino con lo que veo en el narrador. Que la voz del narrador se independice de ti, si hace falta. Claro que esto lo digo después de una lectura y puede venir Antonio o Manuel y ver otra cosa.
"Decidí asesinar a George Whitman porque quería que su leyenda siguiera viva dentro de veinte o cincuenta o incluso doscientos años." Yo interpreto con esta información que admira a este hombre. Pero eso da igual. Yo veo el germen de algo muy interesante si los pones en acción a estos personajes.
Haz lo que salgas, pero ten en cuenta eso; hasta los personajes más ridículos y absurdos tienen algo que se parece a nosotros, si son humanos. Por algo compartimos genes.
A la aventura... el carro por el pedregal, que es lema de los que aquí nos reunimos.
A mí lo único que me sobra es el principio y el final, es decir, el hecho de que vaya a matar a alguien. Pero es algo que no sólo no me gusta aquí sino en ningún sitio. La cohesión argumental, a fuerza de destinos y de cumplimientos (el cuchillo que ha de matar al hombre, etc.), redunda en una especie de desconfianza en lo escrito. Yo lo que veo es que el avión coge altura y de pronto ha perdido el tono zahiriente que le chirriaba a Mabalot y empieza una historia interesantísima. Yo no soy mucho de corregir. Si la cosa lleva un tono ascendente, como es el caso, si resulta realmente entretenida, espero que sea ella la que me proporcione las continuaciones. Tu novela empezó en la librería Shakespeare and Co, en la descripción de una secta que con unos cuantos detalles más (creo que Luisa iba por ahí) nos llevaría casi al Auster de 'El palacio de la luna', y eso que creo recordar que a ti no te gusta. De hecho allí aparece un viejo, Effing, que es un personaje memorable. Lo de la muerte es algo previo, un plan. Las muertes literarias más hermosas, para mí, son las repentinas, inesperadas incluso para el autor, o bien las normales y corrientes (¿deberíamos volver a citar a nuestro querido Florencio Cornejo?). Yo no corregiría una sola coma, pero continuaría, otro golpe narrativo con los mimbres que ya has creado. Lo que dice Mabalot es importantísimo. Por más indeseable que sea un personaje, tienes que admirarlo por algo, aunque sea por su maldad. La empatía no sólo es beneficiosa sino, a mi modo de ver, absolutamente imprescindible, entre otras razones porque sólo com-padeciéndose de los personajes pueden los personajes expresarse con la debida naturalidad. Yo sí creo en la libertad de los personajes, en el carácter de cronista que tiene el escritor. Porque, además, el cambio de voz que veía Mabalot es el momento en que se nota que estás a gusto en tu relato, descubriéndolo. Pero todo, desde luego, en ese mismo tono, que me parece de una limpieza admirable. A mí me parece muy interesante cómo puede ser ahora ese mundo, qué tipo de bohemios o beatniks o gauchedivinos pueden salir de esta historia. No, definitivamente creo que el relato no ha hecho más que empezar. Y lo digo por respeto a la exquisita sinceridad que veo en los comentarios. Así da gusto, desde luego. Muchas gracias por el relato, Conde.
Muy interesante esta última aportación. Y cierto, como bien se dice, la necesidad de empatía con el protagonista... Qué gusto pasar por aquí. Ando entre raras fiebres y hospitales, con la salud quebrada: sólo deciros que las dos últimas entradas en este nuestro Círculo, especialmente la última (razones sobradas tengo: ese ambiente que se relata, tan cercano, y el mismísimo Conde in faction), son buenísimas, con sus debates incorporados. Espero estar bueno y colaborar más. Por lo de prontob ya me pude arrastar hasta el teclado, que es más de lo que pude hacer los últimos días. Y leyendo tanta cosa buena, como que baja la fiebre. Apertas.
Gracias, amigos. Vaya lujo de comentarios. Mucho mejores que el relato, la verdad.
Bueno, si os parece que la historia puede ser salvable de alguna manera, me pondré manos a la obra y a tirar el carro por el pedregal. Lo que tengo claro (gracias a lo que me habéis dicho) es que tengo que rebajar la voz tan marcada del narrador y darle más vida a los otros personajes. Más compasión y empatía. Ahí fallaba mucho mi relato (seguramente porque yo tampoco confiaba mucho en él; lo escribí y ya está). Una opción que se me ocurre es que el protagonista quiera ir a matar al viejo porque odia esa concepción de la literatura pero después acabe conociéndolo y se le quiten las ganas... O que acaba matándolo precisamente por compasión ("pobrecillo, al menos que goce de la fama literaria inmortal, que es lo que ha perseguido toda la vida, aunque no haya escrito nada").
Maba, ya entiendo lo que dices. Esa frase lleva a equívocos.
Antonio, ya sabía que no te iban a gustar ni el principio ni el final, tan de cliché relatístico o como se diga. Pero alguna concesión hay que darle al pastiche austeriano o vilamatiano, ¿no? (Mantenerse en el filo de la parodia cervantina, que aunque el relato tenga algo de pastiche no deje de tener vida y valor por sí mismo, es lo más complicado, creo).
Manuel, no sabía que estabas enfermo. Que te mejores pronto...
Bueno, lo dicho. Gracias a todos por el esfuerzo y por el tacto. La inteligencia ya contaba con ella.
"Una opción que se me ocurre es que el protagonista quiera ir a matar al viejo porque odia esa concepción de la literatura pero después acabe conociéndolo y se le quiten las ganas..." Voto por esa continuación.
"Desaparece, Conde". Jolines, Teresita... :D Sí, bueno, si queréis os lo pongo de nuevo, pero no sé si debería quitar éste, o dejar el título con los comentarios...
Ahora nos toca leer un relato de Mabalot y un trozo de la novela de Luisa, creo yo.
O deja la anterior versión, la que conocemos, y publica la nueva en un post posterior. Action writing...
Lo que me da pereza es colgar relatos largos, que obligan a leer mucha letra y quedan post interminables. No quiero abrumar con folios y folios.
¿Cuántas palabras o folios en word ocupaba al anterior?
Salud a todos. Y sobre todo a Jabois, el solanero que está de baja. Si tardas en recuperarte te llevo unas magdalenas y un tarro de miel casero, que me los regala mi tío.
No se trataba de que desapareciese Conde (aunque también se pueda decir así), sino de que dejases hablar a los otros Condes que apenas deja meter cabeza esa primera persona que suele adoptar el protagonismo casi siempre. Y que está muy bien.
Se trataba de ver esas otras voces que apenas sacas a pasear.
El mío ocupaba un poquito más de 5 folios en Word (espacio 1´5). Da igual que sea más largo... Mejor. Más disfrutaremos.
Hay que darle más vidilla al Círculo. Os recuerdo que en los últimos dos meses todos los posts (menos uno mini de Tere) son míos... Ya es hora de que el Conde "desaparezca".
"Creo yo que cuando mejor se escribe es en la vejez, cuando ya no se tiene ilusión -ni vanidad- por nada. La fórmula del buen escribir es esta: A trancas y a barrancas y echando el carro por el pedregal."
(Azorín)
18 comentarios:
Como me dijo Mabalot que a ver si ponía de una vez un relato mío, aquí lo tenéis. Lo escribí hace varios meses para los amigos del Bremen. A ellos va dedicado: sobre todo a Lara y Rebeca.
Si hasta ahora no lo había puesto es porque no me acaba de convencer, igual que los demás que tengo escritos.
No doy por cerrado este relato. Por eso me encantaría que me dijeseis lo que os parece y que me aconsejaseis cambios para mejorarlo.
Por ejemplo, yo creo que quizás el final es demasiado precipitado y cortante, ¿no? O a lo mejor os parece exagerado que realmente se decida a matarlo...
Me encantaría que me diéseis vuestra opinión, incluso si os parece una puta mierda también. En serio.
Conde, me ha gustado mucho el relato todo él, hasta que llega al final. El final, no es que no me guste, al contrario, me parece fantástico, pero me da la sensación de que antes de llegar a él te has dejado un trozo por escribir que probablemnente esté por ahí, esperando a salir. Hay veces que, al escribir un relato, este nos parece de pronto demasiado largo, o nos aburre o dejamos de confiar en él, y entonces se apresura un final. Podría ser que este fuera el caso, no sé. Yo creo que merece la pena volver a él, a mí me encantaría saber más de la Secta y de su Gurú. Un abrazo.
Gracias, Luisa. Sí, tienes razón. Valga poco o nada, tendría que estirar más este relato por el final: ya en París, en la librería, la Secta...
Cuando lo escribí tuve que darme prisa a la fuerza (por límites impuestos de tiempo).
Por cierto, que el señor Whitman y su historia son reales. Lo del asesinato no, claro. Creo que todavía vive, el tío listo.
Un abrazo.
Gracias por atreverte. A pesar de leerte casi todos los días apenas dejaste que nos enteráramos de algún relato tuyo.
El relato me gusto mucho, y te voy a decir una cosa; da gusto también, de vez en cuando, dejarse llevar por una voz que no es exactamente que no eres tú. Que está escrito por ti pero que es otro el que habla. Ficción. Decía Ramón; El escritor quiere escribir su mentira y escribe su verdad. La única forma de decir ciertas cosas, que ni sabemos que queremos decir, es en ese terreno indefinido que se llama ficción.
A lo que iba; ese narrador nos promete acción al principio. Empieza fenomenal. Va a matar a a alguien, y en París. Admira a ese individuo, el tal Whitman. Quiere que su leyenda perdure. Pero, y aquí está el pero, después (me parece, lo sentí así) aparece Conde-Duque en medio del relato para opinar sobre los malditos y los modernos etcétera. Como prosa es muy buena, y son fragmentos que disfruté leyendo, pero no veo que sea la voz que me hablaba al principio.
La historia tiene interés y tenemos ganas de saber qué pasa y de ver a esos personajes, pero ya te encargas antes de ridiculizarlos, y eso va contra el propio relato.
Vamos a ver; tienes los ingredientes personales (como escritor) e imaginativos para dejarte llevar por la historia y los personajes, de la mano del narrador, pero pierdes puntos cuando te desmarcas de los personajes y del mismo narrador, que al principio parece admirar la leyenda de Whitman, y que yo creo debería cargárselo con esa idea de admiración.
Tiene razón Luisa; extenderte en presentarnos a los personajes (qué barojiana, chaval, qué buena colección de fulanos puedes encontrar...) y dejarte llevar por lo que hagan. El final está bien, así acaba cómo promete pero también quisiéramos ver antes al personaje Whitman, hablando, haciendo el chorra, todo eso que lo ridiculiza con acciones, más que con las palabras del narrador, pero sin olvidar (yo lo creo así, aunque por mal humor o lo que sea no lo consiga) que ningún personaje tiene que ser un pelele deshumanizado. Es decir; aún el tal Whitman tienes que tratarlo como si le hubieses dado la teta de crío.
Galdós es bueno, y Baroja y balzac y Dickens... porque tratan a sus personajes con afecto, aunque tengan muchos defectos. Piensa en Miau; vaya retratos, pero para reírnos de ellos casi tenemos que cogerles algo de cariño. Son ridículos, pero son personas. Eso pensamos cuando leemos; nos reímos, o no, de personas. Y nos reímos con un algo de remordimiento, casi con pena. Joder, es difícil, pero me entiendes perfectamente, seguro.
Perdona el rollo. Yo no soy capaz de hacer todo lo qu digo antes, y quizá no lo digo sólo por el relato tuyo, sino que casi me lo digo a mí mismo, a ver si me entero.
Conclusión; tacha lo que digas tú, y deja que hable el narrador, y que cuente lo que ve y lo que oye. Que nos enseñe su París, esa librería, ese grupo.
Una idea sería que el narrador vaya con esa admiración casi ciega a París, para matar al jefe por deber con la eternidad, y después, al ver lo que allí se cuece y lo falso y pedante que todo le parece que vaya cambiando de idea y finalmente que cabe matando al fulano por chorra, paquete y artistoide.
Yo casi diría que tienes una novela, corta por lo menos, si te pones en plan Baroja y empiezas a meter y sacar personajes; bohemios, ociosos, maleantes...
¡¡¡Ánimo, colega!!!
Aunque en literatura ya se sabe, tanto vale una cosa como la contraria. Todo depende de dónde tire el viento... Así que no me hagas mucho caso... si es que pensabas hacérmelo.
Perdonar la redacción del comentario; hay algunas repeticiones y alguna frase rara. Las prisas, siempre las prisas...
Ayer por la noche leía unos relatos de Pamies que alguien insistió que leyera y pensaba en eso de corregir. Porque lo de corregir tiene muy buena prensa. Es oficio, se dice. Y creo que hay verdad en eso, lo sé, pero...
Muchas gracias, Mabalot. Así da gusto...
Es curioso: yo no pensaba que el narrador admirara al viejo al principio. Yo creía que se burlaba de él en todo momento: de hecho, la idea es que "para estos pringaos que alguien muera violentamente ya es razón suficiente para alcanzar la fama literaria".
Aunque la verdad es que la alternativa que propones me parece más interesante: alguien que lo admire de verdad y vaya a matarlo, como el que mató a John Lennon, o algo así.
[En realidad desde el principio es más o menos mi voz (en esta ocasión, no en otros relatos que he escrito). Tú sabes que opino eso porque lo hemos comentado muchas veces... pero podrías no saberlo. Quiero decir que eso no tendría que importar tanto. Es como lo que hablamos siempre de los datos autobiográficos. ¡Qué más da si son reales o no, con que parezcan verdaderos!]
Está claro que me falta compasión por el señor. Además, se merece que lo veamos haciendo cosas, como dices.
También habría que presentar a los personajes de la Secta, etc, etc. Desde luego, se me iría del tamaño relato, pero quedaría mejor.
Bueno, LO INTENTARÉ...
Muchas gracias por las sugerencias!!!!!!!!!!!
No sé, Maba. Lo he vuelto a leer y de verdad no veo ese cambio de voz que has comentado.
Desde la primera línea va a saco contra él y su Secta (nombre claramente despectivo), ¿no?
Qué lío...
Lo que está claro es que está mal explicado, porque da pie a la confusión.
MUY MAL por mi parte. Debe de ser de los errores más grandes que se pueden cometer.
Al escribirlo yo pensaba básicamente en un tío cabreao (con su puntito de ironía) que va a París a matar a un pringao.
Hay que repensarlo y rehacerlo, me parece.
No, no, claro, nada que ver con tú voz, sino con lo que veo en el narrador. Que la voz del narrador se independice de ti, si hace falta. Claro que esto lo digo después de una lectura y puede venir Antonio o Manuel y ver otra cosa.
"Decidí asesinar a George Whitman porque quería que su leyenda siguiera viva dentro de veinte o cincuenta o incluso doscientos años." Yo interpreto con esta información que admira a este hombre. Pero eso da igual. Yo veo el germen de algo muy interesante si los pones en acción a estos personajes.
Haz lo que salgas, pero ten en cuenta eso; hasta los personajes más ridículos y absurdos tienen algo que se parece a nosotros, si son humanos. Por algo compartimos genes.
A la aventura... el carro por el pedregal, que es lema de los que aquí nos reunimos.
A mí lo único que me sobra es el principio y el final, es decir, el hecho de que vaya a matar a alguien. Pero es algo que no sólo no me gusta aquí sino en ningún sitio. La cohesión argumental, a fuerza de destinos y de cumplimientos (el cuchillo que ha de matar al hombre, etc.), redunda en una especie de desconfianza en lo escrito. Yo lo que veo es que el avión coge altura y de pronto ha perdido el tono zahiriente que le chirriaba a Mabalot y empieza una historia interesantísima.
Yo no soy mucho de corregir. Si la cosa lleva un tono ascendente, como es el caso, si resulta realmente entretenida, espero que sea ella la que me proporcione las continuaciones. Tu novela empezó en la librería Shakespeare and Co, en la descripción de una secta que con unos cuantos detalles más (creo que Luisa iba por ahí) nos llevaría casi al Auster de 'El palacio de la luna', y eso que creo recordar que a ti no te gusta. De hecho allí aparece un viejo, Effing, que es un personaje memorable.
Lo de la muerte es algo previo, un plan. Las muertes literarias más hermosas, para mí, son las repentinas, inesperadas incluso para el autor, o bien las normales y corrientes (¿deberíamos volver a citar a nuestro querido Florencio Cornejo?). Yo no corregiría una sola coma, pero continuaría, otro golpe narrativo con los mimbres que ya has creado.
Lo que dice Mabalot es importantísimo. Por más indeseable que sea un personaje, tienes que admirarlo por algo, aunque sea por su maldad. La empatía no sólo es beneficiosa sino, a mi modo de ver, absolutamente imprescindible, entre otras razones porque sólo com-padeciéndose de los personajes pueden los personajes expresarse con la debida naturalidad. Yo sí creo en la libertad de los personajes, en el carácter de cronista que tiene el escritor.
Porque, además, el cambio de voz que veía Mabalot es el momento en que se nota que estás a gusto en tu relato, descubriéndolo.
Pero todo, desde luego, en ese mismo tono, que me parece de una limpieza admirable. A mí me parece muy interesante cómo puede ser ahora ese mundo, qué tipo de bohemios o beatniks o gauchedivinos pueden salir de esta historia. No, definitivamente creo que el relato no ha hecho más que empezar. Y lo digo por respeto a la exquisita sinceridad que veo en los comentarios. Así da gusto, desde luego. Muchas gracias por el relato, Conde.
Muy interesante esta última aportación. Y cierto, como bien se dice, la necesidad de empatía con el protagonista... Qué gusto pasar por aquí. Ando entre raras fiebres y hospitales, con la salud quebrada: sólo deciros que las dos últimas entradas en este nuestro Círculo, especialmente la última (razones sobradas tengo: ese ambiente que se relata, tan cercano, y el mismísimo Conde in faction), son buenísimas, con sus debates incorporados. Espero estar bueno y colaborar más. Por lo de prontob ya me pude arrastar hasta el teclado, que es más de lo que pude hacer los últimos días. Y leyendo tanta cosa buena, como que baja la fiebre. Apertas.
Gracias, amigos. Vaya lujo de comentarios. Mucho mejores que el relato, la verdad.
Bueno, si os parece que la historia puede ser salvable de alguna manera, me pondré manos a la obra y a tirar el carro por el pedregal.
Lo que tengo claro (gracias a lo que me habéis dicho) es que tengo que rebajar la voz tan marcada del narrador y darle más vida a los otros personajes. Más compasión y empatía. Ahí fallaba mucho mi relato (seguramente porque yo tampoco confiaba mucho en él; lo escribí y ya está).
Una opción que se me ocurre es que el protagonista quiera ir a matar al viejo porque odia esa concepción de la literatura pero después acabe conociéndolo y se le quiten las ganas... O que acaba matándolo precisamente por compasión ("pobrecillo, al menos que goce de la fama literaria inmortal, que es lo que ha perseguido toda la vida, aunque no haya escrito nada").
Maba, ya entiendo lo que dices. Esa frase lleva a equívocos.
Antonio, ya sabía que no te iban a gustar ni el principio ni el final, tan de cliché relatístico o como se diga. Pero alguna concesión hay que darle al pastiche austeriano o vilamatiano, ¿no? (Mantenerse en el filo de la parodia cervantina, que aunque el relato tenga algo de pastiche no deje de tener vida y valor por sí mismo, es lo más complicado, creo).
Manuel, no sabía que estabas enfermo. Que te mejores pronto...
Bueno, lo dicho. Gracias a todos por el esfuerzo y por el tacto. La inteligencia ya contaba con ella.
"Una opción que se me ocurre es que el protagonista quiera ir a matar al viejo porque odia esa concepción de la literatura pero después acabe conociéndolo y se le quiten las ganas..."
Voto por esa continuación.
Estoy de acuerdo con Mabalot, así que no voy a repetir lo que él ha dicho tan bien. Desaparece, Conde, y quedará un relato magnífico.
Aunque te diré que incluso contigo por ahí enmedio se lee con muchísimo placer y queriendo saber más de los personajes. Da más de sí, eso seguro...
Y también estoy convencida de que si lo das una vuelta y lo pules un poco, quedará estupendo. ¿Nos lo pondrás de nuevo aquí?
"Desaparece, Conde". Jolines, Teresita... :D
Sí, bueno, si queréis os lo pongo de nuevo, pero no sé si debería quitar éste, o dejar el título con los comentarios...
Ahora nos toca leer un relato de Mabalot y un trozo de la novela de Luisa, creo yo.
O deja la anterior versión, la que conocemos, y publica la nueva en un post posterior.
Action writing...
Lo que me da pereza es colgar relatos largos, que obligan a leer mucha letra y quedan post interminables. No quiero abrumar con folios y folios.
¿Cuántas palabras o folios en word ocupaba al anterior?
Salud a todos. Y sobre todo a Jabois, el solanero que está de baja. Si tardas en recuperarte te llevo unas magdalenas y un tarro de miel casero, que me los regala mi tío.
No se trataba de que desapareciese Conde (aunque también se pueda decir así), sino de que dejases hablar a los otros Condes que apenas deja meter cabeza esa primera persona que suele adoptar el protagonismo casi siempre. Y que está muy bien.
Se trataba de ver esas otras voces que apenas sacas a pasear.
El mío ocupaba un poquito más de 5 folios en Word (espacio 1´5).
Da igual que sea más largo...
Mejor. Más disfrutaremos.
Hay que darle más vidilla al Círculo. Os recuerdo que en los últimos dos meses todos los posts (menos uno mini de Tere) son míos...
Ya es hora de que el Conde "desaparezca".
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